Un fin de semana por el Pirineo de Lleida

El Port de la Bonaigua con la primera gran nevada del año.

A finales de Noviembre, cuando por fin remitió el extraño calor que se aferraba al calendario desde el verano y los colores del otoño se desplegaban en una fiesta de ocres naranjas y amarillos , decidimos ir a dar una vuelta por el Pirineo de Lleida. Nuestro plan de viaje consistió en visitar las ermitas e iglesias románicas de la Vall de Boí, los pueblos de la Vall d’ Aran y poner un pie en el Parc nacional d’ Aigüestortes desde Espot.

VALL DE BOÍ

St. Climent de Taüll, icono de la Vall de Boí

La Vall de Boí es un angosto valle que se extiende por el límite sur del Parc Nacional de Aigüestortes. Aparte de sus concurridas pistas de esquí y de sus balnearios, tiene la particularidad de que sus pequeños pueblos de no más de 200 habitantes poseen unas impresionantes iglesias románicas de los siglos X al XII. Son tan singulares y únicas en el mundo que la ruta del románico del valle está catalogada como Patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Y nosotros visitamos algunas de ellas.

Taüll

La iglesia está en el centro del pueblo

Empezamos nuestra ruta en el pueblo de Taüll, el más alejado del valle, que teniendo censados apenas 260 habitantes posee dos impresionantes iglesias románicas, la de Santa Maria y la de Sant Climent. La primera se encuentra en el centro del pueblo y fue consagrada en el S XII actuando desde entonces como iglesia parroquial. Es de entrada libre y en su interior se conserva parte de unos interesantes frescos románicos, tanto en sus naves como en el ábside, además de un importante retablo barroco.

La reproducción del celebérrimo Pantocrátor de Taüll

Pero la joya de la corona es la iglesia de Sant Climent. Está en la entrada del pueblo ya que estaba consagrada como cementerio y es de una belleza singular. Observando su esbelto campanario de 28 metros, uno se pregunta qué llevó a la gente del siglo XI a levantar una construcción tan espectacular en medio de un valle solitario. Pero si su icónica figura nos impresionó, lo increíble está en el interior. El famosísimo Pantocrátor del ábside, reproducido y representado miles de veces, fue trasladado al MNAC de Barcelona en los años 30 para evitar su expolio, y actualmente se exibe una reproducción sobre sus restos que da bastante el pego. Pero lo que realmente nos impresionó y nos sobrecogió fue el mapping que se proyecta sobre el ábside y que representa el proceso de creación de la pintura completa. Una maravilla imprescindible.

Boí

Subiendo hasta lo más alto

A 2 Km valle abajo se encuentra la siguiente iglesia. Se trataba de Sant Joan de Boí, también románica pero más achaparrada y con un campanario no exento y más bajito que los de Taüll. Aquí pudimos subir al campanario (habíamos comprado en la iglesia anterior el pase de 7 € que permite visitar las tres) y tras una cuidadosa ascensión por una escalerita angosta y empinada llegamos a la plataforma de las campanas donde, aparte de una espectacular vista sobre el valle, pudimos constatar un aspecto curioso: los tres campanarios de Sant Joan, Sant Climent y Santa Eulàlia están perfectamente alineados. Otro misterio de este increíble valle.

Erill La Vall

Sta Eulàlia d’ Erill

Descendiendo el valle desde Boí, a pocos metros arranca una carreterita que nos llevó hasta el precioso pueblo de Erill La Vall. Su espectacular iglesia románica, la Església de Santa Eulàlia nos recibió al final de la calle que atraviesa el pueblecito y donde las casas parecen enmarcar el esbelto campanario del conjunto. Ya caía la noche y la iluminación del edificio, junto a su galería porticada y su cementerio anexo le daban al conjunto un aire evocador. En su interior nos impresionó el conjunto escultórico de El Davallament (descendimiento), una potente talla románica del S XII en madera que preside la pequeña iglesia y que aprendimos que es obra de los maestros de Erill, autores de varias tallas del valle y de los románicos de la zona.

VALL D’ ARAN

Vielha

La contundente iglesia de St Miquel en Vielha

Ya entrada la tarde, y tras atravesar el interminable Túnel de Vielha, que abrió el valle hacia el sur en los años 70, llegamos a nuestro campamento base, la ciudad de Vielha, capital de la comarca de la Vall d’ Aran que nos recibió con unas temperaturas bastante bajas. Se trata de una pequeña y animada ciudad, con una gran oferta de restaurantes y de bares al ser lugar de parada de los esquiadores de las estaciones de alrededor. Y de hecho se notaba que el inicio de la temporada de esquí estaba próximo, porque flotaba un ambiente de reencuentros de la gente que trabaja en pistas.

El plan para la mañana del día siguiente era explorar los pueblitos del Baish Aran. Los pequeños núcleos de población de la Vall d’ Aran se encuentran casi exclusivamente en los márgenes del Riu Garona (que nace en el cercano Parc Nacional d’ Aigüestortes y tiene su estuario en Burdeos, 600 Km más al norte) y en sus afluentes. Y la zona septentrional del valle es la que visitamos.

Bausén

El pueblo «fantasma» de Bausén

Decidimos hacer el recorrido de norte a sur y así tener tiempo para encajar las excursiones previstas Llegamos al diminuto pueblo de Bausén, a 2 Km de la frontera francesa, de buena mañana y tras remontar una carreterita que se encarama a la montaña desde la ruta principal. El pueblo, que según la Wikipedia tiene 66 habitantes, parecía desierto y sólo nos cruzamos con una señora paseando a su perrito y con un vaquero. Tras dar una breve vuelta e intentar interpretar los caprichosos carteles de los senderos y GRs, nos encaminamos hacia lo que habíamos venido a ver, el Bosc de Carlac.

El misterioso Bosque de Carlac.

Por detrás de la sobria Església de Sant Pere se encuentra el camino que inicia el GR por el Bosc Encantat de Carlac. TRas constatar que se trataba de un camino circular, decidimos empezar por el sentido que se internaba directamente hacia el bosque. Se trata de un hayedo denso y salvaje que nos hizo trasladarnos a un escenario que perfectamente podría ser la localización de alguno de los relatos de fantasía de Tolkien. No pudimos hacer todo el recorrido circular de 7 Km debido al mal tiempo, pero aún pudimos pasear por gran parte de él y recrearnos ante los impresionantes paisajes de alta montaña sobre el valle del Garona.

Les

El Haro que será quemado por St Joan.

El siguiente pueblo que visitamos fue Les. Es bastante más grande que Bausén y el río separa las edificaciones modernas de las antiguas, que es por donde paseamos. Curioseamos por las tiendas, donde compramos una botella de sidra del Pirineo y nos sorprendió la cantidad de latas de caviar que se veían en los escaparates, hasta que nos enteramos que este producto se obtiene de esturiones criados en piscifactorías locales. Curioso. Nuestro paseo nos llevó hasta la Església de Sant Joan, detrás de la cual vimos plantado el Haro, un gigantesco tronco de abeto que se planta en Sant Pere y se deja secar para prenderle fuego en Sant Joan, en una gran fiesta popular.

Bossost

La niebla llega a Bossòst

Muy cerca de Les río arriba se halla el pueblo de Bossòst. Es una población un poco más pequeña que su vecina Les, pero que posee una encantadora iglesia románica, La Església de la Purificació que contiene importantes tallas románicas. Bossost es, además, punto de inicio de la Ruta del románico de la Vall d’ Aran, que se extiende hacia el sur de la comarca hasta Tredós a través de quince pueblos y otras tantas ermitas e iglesias de los siglos XI hasta el XIV.

Arties

Casitas en la orilla del Garona

Este pintoresco pueblo en realidad no pertenece al departamento del Baish Aran, si no al del Naut Aran. Pero nos habían dicho que, aparte de ser un bonito lugar, hay varios restaurantes en donde se puede comer muy bien. Así que dicho y hecho, cruzamos Vielha y a 6 Km de distancia nos encontramos con Arties. Nos pareció muy bonito y agradable, con sus casas antiguas de arquitectura típica pirenaica bordeando la conjunción del Garona con un afluente, y con su contundente Església de Santa Maria, de orden románico cómo no. Hubiéramos paseado un buen rato más por el pueblo, pero se cernía una nevada que no presagiaba nada bueno, así que nos volvimos al campamento base.

Un cristo dramático.

En este día repleto de iglesias no nos quedó otra que, una vez aparcado el coche en Vielha, entrar en la Església de Sant Miquel, que posee un curioso campanario fortificado que formaba parte de un desaparecido castillo medieval. En el interior pudimos admirar el Crist de Mijaran, una dramática talla de la escuela románica que formaba parte de un conjunto del descendimiento y que es poseedora de una rocambolesca historia que muy bien podría dar para una trepidante novela de traficantes de arte.

PARC NACIONAL D’ AIGÜESTORTES

Por la mañana, el paisaje había cambiado. La nevada de la tarde había arreciado durante la noche y nos despertamos con un escenario más blanco. Nuestro plan era llegar a Espot atravesando el Port de la Bonaigua y confiábamos que el puerto no estuviera cerrado. Pero no, las máquinas quitanieve habían hecho muy bien su trabajo y la carretera estaba perfecta.

Salardú

Los increíbles frescos de St Andreu de Salardú

De camino hacia los valles de Àneu hicimos un alto en Salardú, la capital del Naut Aran y en nuestra opinión, el pueblo más bonito de la Vall d’ Aran. Se trata del último núcleo urbano antes de iniciar las cuestas de Baqueira y del Port de la Bonaigua. En la cumbre del pueblo se halla la esbelta iglesia de Sant Andreu, rodeada de jardines y de un cuidado cementerio. Pero lo realmente singular del sitio son los impresionantes frescos de paredes, atrio y bóveda que se conservan en un óptimo estado. Nos quedamos un buen rato sentados en los bancos de la iglesia admirando esta increíble obra de arte de nueve siglos de antigüedad.

Sant Maurici i els Encantats

La típica postal de St Maurici pero con mal tiempo

Tras dejar atrás el Port de la Bonaigua, única ruta para llegar a Catalunya desde el valle antes de la construcción del Túnel, negociamos unas cuantas curvas y llegamos a Espot, última parada de nuestro viaje. Dejamos el coche en el parking y nos dispusimos la que quizás sea la ruta de senderismo más popular de Catalunya: la que se interna en el Parc de Aigüestortes y llega hasta el célebre Estany de Sant Maurici. Se trata de una etapa fácil, para todos los públicos de algo más de una hora, con un desnivel positivo de 300 m y que discurre entre frondosos bosques de abetos y pinos y paisajes de alta montaña, y que cuenta con una gran recompensa final: la magnífica visión de postal del Lago con la imponente montaña de Els Encantats de fondo reflejándose en él (en días claros, porque a nosotros nos recibió la niebla y el aguanieve). La idea era seguir camino hasta las Cascadas de Ratera, pero otra vez el mal tiempo en forma de aguanieve y viento nos lo desaconsejo.

Mejor así, pensamos a la vuelta. De esta manera podemos volver a completar los caminos del parque hasta los lagos de Ratera y Amitges, o por el Circo de Colomers desde Tredós. Pero bueno, esto será ya objeto de otra entrada.

3 comentarios en “Un fin de semana por el Pirineo de Lleida

  1. Avatar de Milagros Jimeno Blazquez
    Milagros Jimeno Blazquez 28 noviembre, 2022 — 9:24 am

    Que zona mas bonita, la conozco un poco, estuvimos hace unos años también en otoño y nos dejó con muchas ganas de volver.
    Sin duda una buena escapada
    Gracias chicos por compartirla.
    😘😘

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  2. Avatar de Patricia Ramos Carrera
    Patricia Ramos Carrera 9 septiembre, 2023 — 7:57 am

    No sabía que teníais esta página de viajes!! Enhorabuena!!! Saludos Felip!!!

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    1. Avatar de isafe1806

      Muchas gracias! La tenemos un poco parada, pero le vamos a dar caña en breve. Saludos!!

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