Principado de Sealand, la primera micronación

El Principado de Sealand es una monarquía constitucional europea fundada en el año 1967 y cuya constitución se declaró en 1975. Su jefe de gobierno es el Príncipe Miguel I (heredero del príncipe Roy I, fundador dela dinastía), su capital es Fort Roughs, cuenta con una extensión de 550 m2, su idioma oficial es el inglés, su moneda es el dólar sealandés y sus pasaportes son expedidos con regularidad.

Pero, un momento, diréis. ¿Cómo puede ser que no me suene de nada esta nación de cuando estudiaba geografía de Europa en el cole? ¿o que no aparezca en las listas de países de la ONU por más que busque? ¿O que no haga acto de presencia en las interminables fases de clasificación de las Eurocopas? Pues por que la cosa tiene truco.

Sealand es la primera micronación de la historia. Por si no estáis familiarizados con el concepto, sabed que una micronación es una identidad, física o imaginaria, autoproclamada como estado. Muchas de ellas son sólo proclamaciones utópicas, por supuesto de facto y nunca de iure, pero algunas tienen hasta constitución, moneda y bandera y unas pocas cuentan hasta con territorio, como es el caso de Sealand.

El espacio que reclama Sealand es una herrumbrosa plataforma marítima construida en 1941 como parte de un sistema de defensa de las islas británicas durante la segunda Guerra Mundial a tres millas de la costa y a la entrada del río Támesis. Una amplia plancha de aproximadamente una hectárea de superficie se sustenta sobre dos inmensos pilones de hormigón huecos. En sus inicios, un batallón de marinos británicos la habitaban y esatba armada con cuatro cañones antiaéreos, pero tras la derrota de Alemania, el ejército británico la abandonó y cayó en el olvido y el deterioro.

En el día de Navidad de 1966, un comandante del ejército británico llamado Paddy Roy Bates se encaramó a la plataforma y la «conquistó», declarando un estado independiente y autoproclamándose príncipe soberano. Desde entonces, y a pesar de las presiones tanto del Reino Unido como a intentos de «golpe de estado» de opereta por parte de turbias organizaciones y grupos de mercenarios, la familia de Roy o alguno de sus vasallos se han mantenido siempre en la plataforma reclamando su soberanía. Hubo un tiempo en el que se pensó incluso en instalar un refugio para piratas informáticos y servidores de internet aprovechando su estatus independiente y el vacío legal que comportaba, pero no se pasó del proyecto y la idea fracasó por cuestiones logísticas.

Hoy en día, el Principado de Sealand sigue adelante haciendo historia sin que ninguna nación le importune, debido mayormente a su poca trascendencia y significación y a sus limitadas ambiciones, que no van más allá de la distribución de merchandising, banderas o pasaportes. Incluso podéis solicitar un título nobiliario del Principado por poco más de 25 euros.

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